martes, 22 de febrero de 2011

Conciencia social.

Tanto tontaina de ciencia que no sabe darle la importancia a las letras.
Tanto defensor de letras que basa su conocimiento en un paralelismo con la ciencia.
Tanto "superdotado" que busca su razón en la comparación con otros más humildes y, en consecuencia (y en realidad), más inteligentes que él.
Tanto egoísta que se mueve por el trabajo de los demás con la cara de sinvergüenza que le es propia.
Tanto lame-culos que luego nunca se achaca mierda a sí mismo, sino sólo (por supuesto) a los que no le convienen.
Tanta persecución de la persona modelo que se refugia en una identidad falsa.
Tanta caridad como elefantes que vuelan.
Y yo debería no preocuparme, pero es que no puedo evitar decir, al menos, que hay que ser imbécil.


Y se es, se es...

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