domingo, 25 de octubre de 2015

Mi estación.

¿Cómo iba yo, 
ilusa maga, 
a encontrar magia
sin ti?

¿Cómo iba yo,

aprendiz de poeta,
a escribir poesía
sin ti?

Mientras las hojas caen,

despojadas ya de toda inocencia,
el árbol continúa erguido
porque el cielo le acompaña.

Ahora que el invierno es más frío

y su crudeza astilla el alma,
busco en tu regazo guarida,
el fuego que en mi vida me falta.

No sólo eres el verano perpetuo, 

el hogar de una llama que jamás se apaga;
eres mi amarre a este puerto
que a veces -crueles tormentas-
parece que se me escapa;

eres la calma y la brújula

para una bruja que hace tiempo
deambula perdida;
la fórmula exacta para mí,
yo,
que no creía en la Matemática.

Eres el traductor de mis silencios,

el cielo para el que fueron diseñadas mis alas,
los versos de este poema,
la vida de mis palabras.

¿Cómo iba yo, 
ilusa maga, 
a encontrar magia
sin ti?

¿Cómo iba yo,
aprendiz de poeta,
a escribir poesía
sin ti?

Que no. Que nada.




lunes, 24 de agosto de 2015

Por la persona más valiente.

"No es fácil ser cronopio."
Lo dijo Cortázar hace no tanto, y bien sabía, creo yo, a lo que se refería.
Y es que tampoco es fácil ser flor, o pájaro-flor, o humano-pájaro-flor. -Sabría él también a qué me refiero.-

A veces hay desgarros tan grandes en la vida que no queda otra salida que aceptarlos como parte de ti. 
-Te has roto, sí, y esta grieta que tienes aquí te lo recordará siempre.- Me dijo la vida señalándome al corazón.

Lo curioso es que la herida no era mía, pero sí la cicatriz. Cuando alguien a quien quieres con lo más profundo de tu ser resulta herido, el alma se resiente y duele como si la herida pudiese ser compartida. -Ojalá...-
Para ser valiente, primero hay que tener miedo. Y yo lo he tenido, os lo aseguro. Y lo tengo. El miedo es como una especie de lapa, que una vez llega, extiende sus dominios por todo el cuerpo, y difícilmente acepta marcharse.

No sé si nos volvemos frágiles cuando queremos a alguien, pero si así es, no hay acto más puro que la fragilidad. Y estoy hablando de fragilidad, cuando debería estar haciéndolo de orgullo, fuerza y valor, que es lo que he aprendido de mi padre estos días.
Tampoco hasta ahora me había planteado realmente el poder que tienen las palabras. Pero cuando una de ellas es tan brutal, el mundo entero parece quedarse en silencio. 
Se puede temer a una palabra. Os lo prometo.

Por suerte, poco a poco el mundo volvió a emitir su melodía, y esa cruel palabra se perdió de nuevo entre el frenesí de las otras muchas, entre el ir y venir de la vida. 

Y ahora yo, cronopio-pájaro, flor-palabra, sencillamente yo, tan poca cosa, me siento fuerte y frágil a la vez, como nunca. La dualidad constante en mi vida de ser una niña, y una mujer. Un corazón que confía en seguir latiendo palabras, para que el mundo silencie los miedos, envuelva la crueldad, y mitifique los silencios. El poder de la poesía -aquélla que rinde tributo a la belleza- jamás me pareció tan necesario en un mundo tan lleno de palabras feas. 

Y ahora yo, decía, poeta, quizá, palabras, quizá, yo... escribo; lucho, siguiendo el ejemplo de la persona más valiente que he conocido y, probablemente conoceré: mi padre. Por él escribo. Por la vida. 
Y en un pequeño reducto, quizá, incluso, por qué no, por mí, que no soy más que una diminuta mano aferrándose a la suya...



jueves, 30 de julio de 2015

Matemática y pájaros: la historia de un humano-piedra.

Cuando la inspiración llega, ¿qué importa el lugar? Sumar, restar... La matemática nunca ha sabido sentir, como algunas personas. Confían en que pueden ajustarlo todo con el mínimo margen de error, pero... La certeza no existe.

¿Podemos conocer-nos? Somos misterio elevado a n, n sueños, n vidas... n elevado a n.

Puede que la matemática sí sienta, después de todo es, de alguna manera, humana. Muchos la definen como "belleza formal"; la fórmula, la exactitud, el éxtasis epistemológico. Y sin embargo, el error también la persigue. Puede que no tropiece con piedras, pero sí contra sí misma. Y una vez más: como nosotros.


Cada vez que nos miramos al espejo tropezamos una y otra vez contra nosotros mismos. ¿Será eso a lo que se refería el dicho de tropezar siempre con la misma piedra? A veces nosotros somos tan pesados, cortantes y grises como una roca. Incluso nos gusta, también, que el mar golpee sobre nuestro cuerpo, erosionándonos las tristezas, puliéndonos como la vida misma.

Pero no, yo prefiero pensar que somos los pájaros que vuelan  sobre el agua, y -qué curioso, de nuevo- se reflejan en ella. ¿Se creerán los pájaros que son peces alguna vez, al ver su reflejo en el agua, tal y como nosotros nos creemos con alas? Ah, el eterno deseo de obtener lo que no se tiene.


Algún día le preguntaré a un pez si desea volar.

Nosotros, los humanos, vamos imitándolo todo: alas, aletas, pezuñas... Y no nos damos cuenta de que ya somos animales. Una vez más, matemática: dos piernas + dos brazos = corazón ansioso por otras dos alas, y otras dos aletas.


Conquistar el mundo. Hacerlo nuestro.
Qué pesados somos
-y otra vez-,
como las rocas.



sábado, 4 de julio de 2015

Vivencias.

Hace tiempo escribía cada suceso de mi vida. Todas mis vivencias, mis experiencias personales, quedaban expuestas en mis letras. Sin embargo, llegó un momento en el que comencé a considerar elegir sobre qué escribir -sobre qué exponer, en realidad-. Me di cuenta de que toda yo se plasmaba con demasiada frecuencia en mis escritos, que cualquiera podía verme si me leía; y como la escritura es un reflejo de la vida, me cerré igual que lo hice en ésta. 
Desengaños, decepciones, pérdidas... El sufrimiento, al fin y al cabo, me hizo recluirme en mí misma. Y a partir de ahí comencé a escribir menos, y a escribirme más. Comencé a esconderme, a guardar mi corazón creyendo protegerlo, a no mostrarme, ni a mí ni a mi dolor, ni a mí ni a mi experiencia. 
Y así he llegado hasta aquí. Mi muro tiene demasiados kilómetros a lo largo y a lo ancho, y a veces ni siquiera yo puedo ya ver dónde me encuentro. ¿Sabéis esta sensación de estar perdida y de saber que, inevitablemente, la salida aún está muy lejos? O quizá esté en frente de mí, pero no puedo verla.
Es extraño que ahora vuelva a escribir sin refugiarme en metáforas ni oscurantismos. Es extraño notar que a medida que escribo, estoy de nuevo leyéndome, atreviéndome a observar quién soy, dónde estoy. No es difícil comprender que me es difícil. En el castillo que me he construido no cabe casi nadie, y sin embargo, aquí estoy, dejando que entren a mirar mi hogar. Y algo en el alma tiembla. Qué curioso el miedo, recordándonos siempre el pasado, haciéndonos creer que el futuro sólo será de nuevo un dolor ya vivido. 
Claro que tengo miedo... Miedo a las personas. La soledad es segura. Mi castillo es seguro -porque apenas hay nadie-. 
Algunos dicen de mí que soy una guerrera. Jamás ceso de luchar. Pero por un breve instante me he dado cuenta de que a lo mejor no tener que luchar también estaría bien. Poder salir a campo abierto, abandonar los muros y sencillamente vivir. 
Por suerte, a pesar de cada desengaño, a pesar de todas esas personas que me abandonaron en el camino, sigo teniendo en quien confiar. Pocos, muy pocos, pero lo suficientemente grandes como para seguir mirándome a los ojos y ser capaces de ver a Rosa. Son mi aire fresco, quienes me recuerdan que no debo esconderme, y que el mundo, probablemente, no merecería la pena sin espinas. Los pobres a veces se cortan por mi culpa. Pero con su sangre, unida a la mía, es con la que estoy escribiendo estas palabras; estoy abriendo una ventana.




miércoles, 3 de junio de 2015

Reflexiones y vivencias.

Quien no se enamore de tus tempestades, que no pretenda estar en tus momentos de calma.
Amar los defectos, eso es lo importante. Yo amo y odio, con intensidad, cada uno de los tuyos.


Cuántos tienen relaciones -no sólo de pareja, sino también de amigos- superficiales. Qué pocos hacen el esfuerzo de conocer y reconocer a alguien. Porque conocer significa también quedar expuesto. Y eso da miedo. Conocer a alguien significa esforzarse. Y eso, ¿para qué?
Vivimos en la época de los "amigos" de Facebook, de los seguidores en Twitter, y de la soledad en el alma.

Condicional.

Es difícil de entender que si yo no escribiera, no habría nacido. 

martes, 2 de junio de 2015

Sometimes.

Cuántas veces somos isla,
cuántas veces somos ola
que lenta y brava asola
los bordes de esta vida.

Cuántas veces somos pájaro,

cuántas otra sólo nido
que abriga y alberga ruido
como reflejo del Tártaro.

Cuántas veces somos desierto,

cuántas veces somos hojas
que sobreviven a la soga
de la soledad que asfixia dentro.

Cuántas veces somos sin ser,

cuántas veces sólo somos
reflejo de versos rotos
que a la poesía han de volver.






miércoles, 6 de mayo de 2015

Cuando...

Cuando el mundo está explotando dentro de mí, y los pájaros están cansados de volar en mi pecho y quieren salir; cuando las palabras se me amontonan en el estómago haciendo presión a la esperanza, y la cabeza viaja con demasiada frecuencia a ninguna parte.
Cuando eso ocurre, yo, que no soy ni más ni menos que una flor, espero, escribo espinas de vez en cuando, y fabrico nuevos pétalos.
Así, el mundo interior caótico y rebelde sabe que ahí fuera sigo creyendo poder luchar -y vencer- contra los inviernos.




Somos.

Mi cabeza es
un laberinto de palabras.

Mi alma es el trazo
que marcas cuando andas.

Mis poemas son odas
a la vida en tus pestañas.

Mi locura es el plagio
del humor de tus entrañas.

Soy el espejo que la vida fijó
para que pudieras verte,
eres el espejo que siempre pedí
donde ahora puedo verme.

Somos el binomio sin cuerdas,
dos pares de alas que comparten su vuelo.

Somos dos pájaros que por fin recuerdan
que sin compartir, el cielo sólo sería suelo.




lunes, 20 de abril de 2015

Cosas.

Y si yo creo una palabra nueva, ¿estaré, también, creando una realidad? 



"El ser es vida" nos parece una obviedad.
Y sin embargo...

El amor.

El amor es eso: regarse uno a otro las flores de la cabeza, cuidar a los pájaros, no envidiar a la primavera.



Contigo comencé a ser pájaro. Qué delicia poder volar contigo.

Escritora.

Creedme cuando os digo que las cosas -y personas- más bellas, son aquéllas que jamás se entienden del todo. 
De ahí el deseo circular del escritor: escribimos para entendernos sabiendo que es imposible. 


Cuando no escribo, las palabras que no digo se propagan por el aire para retornar a mí. Cuando escribo, jamás vuelven.

En medio de ninguna parte...

En medio de ninguna parte, una flor se convierte en Donde. En medio de ninguna parte, no sé muy bien cómo, consiguen las flores re-nacer. 
Escribir en el tren con destino a, sin saber a dónde llegaré. 
No hay espacio ni tiempo en las palabras.



martes, 10 de marzo de 2015

Poesía, Belleza y Vida.

Los pájaros se unen, armoniosos, para formar nubes en el cielo. Y los hombres logran ser pájaros sólo cuando se dan cuenta de que los libros les impulsan tan alto que se hace posible la apertura de sus alas -después de todo, son páginas; las alas son páginas-. 
El poder de la libertad... La libertad de poder escribir-se y leer-se. Es, creo, el misterio del ser humano: escribirnos, leernos, los unos a los otros. Y sólo ciertas almas -preciosa palabra-, creativas, inmensas, se atreven a escribirle -¡poesía!- a la vida. ¡Poesía! ¡Prosa! ¡Letras! ¡Letras! ¡Letras! -Pétalos de...- Una rosa de letras, ¡cómo no iba a inspirarse!
La vida es... bella. 
Una y otra vez... La Belleza. ¿Qué tendrá que siempre me persigue? Y yo aquí, intentando ora definirla, ora comprendiendo que la Belleza sólo se... vive. ¡Viva!
Y verso a verso, componer la poesía de la vida. Yo quiero que mi vida sea en verso, o en prosa, pero poética. Y que cuando muera puedan decir: ahí no sólo se va una poeta, se va un fragmento de poesía.
¡Cuántos creen que la poesía sólo es rima! ¡Cuántos creen que sólo hay cosas bellas! Y se olvidan de que Poesía y Belleza son... Vida. "Sólo" -como si fuera poco- son vida. Poesía, Belleza y Vida. Dependientes entre sí. Libres como sólo ellas pueden ser -¿Será coincidencia que todas ellas sean femeninas?- Y el Arte, la función final, el nexo, siempre presente y, a la vez, siempre ausente.
Sólo los cobardes se atreven a escribir.
Sólo los valientes se atreven a leer. 
Y aquéllos que leen y escriben, sólo ellos, se atreven a vivir más de una vida -¡muchas más!-.





I see la vie en rose...

La vida es bella -cómo no...-. Bella, eterna y mágicamente efímera. Y yo, estrella en este firmamento que sabe a fresa y huele a mar. 
La vida es bella,
la vida es mar.
Sube, baja, vuela. ¿La vida vive sólo por nuestras vidas? ¿O nuestras vidas viven "sólo" -como si fuera poco- por la vida?
Yo, que creo como creería una hormiga en los gigantes... Si bien es cierto que los gigantes existen, y las hormigas no. ¿O era al revés? -No me acuerdo-. Esta cabeza loca me va a acabar volviendo cuerda. 



jueves, 19 de febrero de 2015

Inventos y creaciones.

Qué otoño tan grande en los ojos.
Qué invierno tan perpetuo en los dedos.
Y sin embargo, el sol en sus labios,
el calor en su pecho. La vida.

No tengo ramas secas,

soy un cerezo en flor,
un rosal perenne,
un campo que no perece.
la niña que inventó el sol.



El niño poeta.

¿Será Dios el creador del mundo?
O quizá fuese un niño poeta
que armado tan sólo con su libreta
dibujó un corazón tan grande 
que por fuerza hubo de existir.

Enamorado como estaba de Ella,
le escribía poemas bajo el cielo,
y el corazón creado, lleno de estrellas,
latió una niña y desapareció.

Yo soy la poesía que habita
en el mundo del hombre que tanto olvida,
yo soy poema, verso, latido,
la belleza mística,
una historia de amor. 


jueves, 5 de febrero de 2015

Necesito escribir-me.

Quiero ser la hoja del árbol
que, tras crecer,
vuela, es libre, y sólo así,
después,
morir.

Hay personas que viven como si

jamás hubiesen muerto,
ni siquiera un poco,
con cada grieta del corazón.

 Sin embargo, morir tras haber vivido

no es baladí, es un sueño.
Sin vivir sólo seríamos sin ser,
como un verano sin sol,
tan sólo invierno.

Tengo una pluma en el ojo,

un reloj en el pecho.
Es mi manera de medir el tiempo,
yo, que sólo soy una flor.

A menudo entre las calles

descubro que los pétalos de mi alma
no están hechos para combatir el viento
sin ti.

Y las conversaciones no tienen sentido,

como si las palabras callasen,
y el frío fueran las personas,
algo aún mal aprendido.

Yo no quiero vivir en balde,

aunque ahora los días pasan,
y la soledad no adorna
este pasajero pasaje baldío.



jueves, 22 de enero de 2015

Mi cielo en tu pelo.

La lluvia, las flores
los cláxones,
mi pelo.

Yo, un libro abierto,
demasiados anhelos;
Confío en las gotas
porque no tienen miedo.

La lluvia, flores,
poemas,
desvelos.

Se me revuelven las mariposas
que vuelan a prisa,
ciegas, delirantes de vida;
Mi pecho.

Empápame cielo,
juega conmigo a crear el destino,
a llorar a destiempo,
entre coches y cuerpos.

Sola encharco mis dedos
en los pliegues de un sueño;
Que yo no me creo que
la vida sea sólo dinero.

Que la vida es
estrépito de gotas,
cláxones sin miedo,
poemas que vuelan,
mariposas en el pecho,
dedos que sueñan
empapándose en cuerpos,
pliegues de dinero
que llueven desvelos.
Que la vida es un
libro abierto,

mi cielo en tu pelo.


El mar con azúcar, el café con sal.

Me gustan las personas que leen en los buses y en los trenes. Como si quisieran detener el tiempo, hacer desaparecer las distancias. 
Me gustan las personas que vuelan sin necesidad de haber subido jamás a un avión. Las que viajan mientras toman café en su lugar habitual.

Me gustan los que ríen tan fuerte que son capaces de acallar a la muerte, desterrándola de la vida. 

Aquéllos que, cuando miran, llevan consigo un pedazo de cielo, varias nubes, tremendas tormentas. Y aún así, son luz, pura luz, cuando observan el mundo. Sin ese tipo de almas, me temo, el sol haría ya tiempo que se habría cansado de iluminar la tierra.

Me gustan los que acumulan arrugas sin abandonar Nunca Jamás. Esos que bailan cuando están sentados, no duermen la noche del cinco de enero, y lloran cuando pierden. -¿Sabéis que hay personas que ya no lloran? Creen haber sufrido tanto que nada ya puede hacerles sentir. Os confieso que esas personas me asustan.-


Me gustan las personas que caminan como si buscasen algo, aunque estén perdidas. Creo que las huellas que dejamos en la vida cuando nos vamos son un resumen de quiénes hemos sido. Hay huellas grandes, y otras más pequeñas, pero sólo recordamos las que fueron lo suficientemente fuertes como para dejar marca. 

Así que valoro a aquéllos que, aunque a veces cansados, a veces rotos, siguen caminando como si fuesen a algún lugar que todavía desconocen. Sólo esos, pienso, se atreven a vivir. Además, si miras su rostro, no les verás cabizbajos, mirada al suelo, sino admirando el paisaje, calándose bajo la lluvia, helándose de frío, desnudándose al sol, amando y odiando -como sólo puede hacerse realmente- la vida.

Acuden a mí ahora los versos de Antonio Machado...

"Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
Y es que me gustan los poetas, pero aún más, mucho más, los que convierten en poesía esta -breve, intensa, fugaz y maravillosa- vida.










jueves, 15 de enero de 2015

Coser y... escribir.

El otro día leí, no recuerdo si en un blog o en un libro (leer tanto causa pérdidas, que no os engañen) la palabra "enhebrar". Y pensé en ese término en una acción completamente diferente a la que suele entenderse: coger el hilo, introducirlo por el agujero et voilà. Y entonces apareció en mi cabeza una niña que cosía, dedicando toda su vida a ello por culpa de una madrastra malvada que en el fondo le tenía envidia por su belleza (tal hermosura, como ya se imaginarán a estas alturas, quedaba plasmada en los tejidos que noche tras noche creaba) Y es que era preferible someter a una niña a tal oficio que otorgar libertad a la belleza. Además, cuando una bruja aparece en un cuento… lo demás es, como dice mi madre, coser y cantar. 
También pensé en aquél conferenciante que un día llegó a la facultad olvidándosele en casa la oratoria, que ya no digo la retórica, la poética o la práctica (porque además tiene rima, y eso queda muy mal en prosa, las reglas son las reglas) Y recordé cómo hablaba sin parar, clavando sus ojos pequeños y desgastados en una cantidad demasiado larga de folios (incluso infinita, oí decir detrás de mí) El catedrático de, ni más ni menos, Filosofía, enhebraba palabras como quien acude a un concierto de Black Eyed Peas en busca de paz. Pero, eso sí, los aplausos finales no faltaron, que para eso era el buen señor catedrático, y profesor, y había estudiado un montón de autores.
Después me acordé de mi madre cuando me enseñó a enhebrar el hilo en un intento frustrado de que aprendiese a coser, y me vino a la mente también mi profesora Yolanda de Literatura e Historia, que siempre creyó en que a pesar de que yo no sabía coser, podía escribir y crear telas de esas que no se olvidan.
En fin, que ahí me encontraba yo, leyendo lo que fuese, estancada en aquella palabra tan evocadora. Y es que leer, y escribir, causa pérdidas, pero parece ser que también el doble de ganancias.


miércoles, 14 de enero de 2015

Lluvia.

No hay metáfora mejor para la tristeza que la lluvia. Ni mejor lluvia para la tristeza que la metáfora.


Así.

A veces frío, A veces lluvia. A veces viento, A veces sol. A veces. A veces no.




Ser nómada sin moverse, ahí está la verdadera esencia. Como quien vuela sin tener alas. Como si.
Conocerse a uno mismo es una aventura que dura toda la vida. Un horizonte, no un lugar.

Reflexiones +

Puedo vivir sin importarme lo más mínimo el funcionamiento de las máquinas, los procesos de creación de las cosas materiales, etc.
Y sin embargo me embarga la inquietud cuando observo a un pájaro volar. La belleza de cada instante, de cada persona, de cada... todo. Me pregunto por el alma, la mente, lo fugaz, lo efímero, el corazón como un ser especial de cada uno y no como un órgano. Me apasiona pensar que somos creaciones con la oportunidad de crear.
El día, la luna. El sol, la noche. La mirada de los animales. Me inquieta la vida como el misterio de vivir. 
Lo que tiene ya solución-respuesta, sencillamente no me interesa.






Reflexiones.

Amigo es aquél que, viendo las espinas, decide cortarse para acariciar la flor.
Por eso muchos prefieren simplemente contemplar desde fuera. Prefieren no sangrar.


Pájaros metálicos.

Dónde irán esos pájaros metálicos. Cuál será su destino si no son las mismas nubes, si no es acariciar el cielo con sus alas.


Yo soy lluvia, y tú sol. O al revés. Pero sólo juntos somos capaces de crear colores.



Diario.


Últimamente estoy viviendo tantas cosas que apenas tengo tiempo para asimilarlo y escribir-lo.
Escribir acerca de algo es un paso más, como una aceptación de que se ha vivido ese algo hasta los huesos.
"El dolor inspira", porque se acepta como sólo puede aceptarse una herida. Los momentos de confusión, sin embargo, son páginas en blanco.

Y los momentos enormemente bellos de la vida no se escriben, se viven, como sólo puede vivirse la poesía.


En fin, poesía, dolor y páginas en blanco. La vida misma, como un buen libro.

(Mucha poesía)