lunes, 30 de diciembre de 2013

Recuerdos.

Cuando no hay palabras que ayuden a colmar pozos vacíos. Cuando la tristeza por la pérdida da evasivas a cualquier expresión. Cuando el silencio es el único que consigue decir algo. Cuando el adiós es tan profundo que ninguna luz podrá jamás volver a iluminar esa parcela de vida ya deshabitada…
No más infancia, ni esa sensación de que todo es demasiado grande… Las preocupaciones son cosas de adultos, y -qué cosas- yo ya soy adulta. La muerte es un camino pedregoso, dicen. Pero es que hoy yo sólo siento que es camino al olvido, al adiós, a una distancia insalvable. El tiempo y la muerte llevan siempre el jaque mate.
Y yo, así, tan pequeña, tan grande, esta noche no veo el tablero, sólo las sillas vacías, sólo las piezas caídas…
Y el olor de ese armario viejo en la habitación de la entrada, el pasillo hacia el centro de la noche, las fotos de las mesillas, la colcha rosa, los juegos dentro de casa, el columpio que no se mecía solo de ese parque que parecía un bosque… Todo recuerdos. Todos somos recuerdos, al fin y al cabo. Y palabras, supongo. Por eso hoy salen todas embrolladas, atropellándose unas a otras. Las palabras también lloran. Esta noche yo soy palabra, pero al mismo tiempo silencio…

Y le pregunto a la noche, y al día, dónde están aquéllos que ya no caminan. Y qué hago yo con todas estas ganas de más huellas al lado de las mías. 



Por aquélla Salamanca que era también hogar.
Y sobre todo, por la familia...


miércoles, 27 de noviembre de 2013

La rosa que escribía entre la nieve.

Nunca sabe cuándo será la siguiente ocasión en que las palabras broten de sus manos, de sus dedos, de su alma, en una avalancha de sal, lágrimas, luz y primavera. Pero a veces, cuando ni siquiera cree que le quede tinta en ese pequeño -e inmenso- cajón donde se guarda a sí misma, vuelve a salir, explota, y la tinta vuelve a rodearle, a hacer que se sienta en casa.

A veces el frío congela sus pétalos, y las espinas se clavan como picos de hielo en nieves perpetuas. Qué pequeña ella, sola en el invierno, esforzándose por adquirir un rojo más intenso y así hacerse ver, y así volver a ser la reina de las flores... Nadie le ha explicado que las rosas no florecen con el frío, así que ella sigue intentándolo.
Sin embargo, cuando sus fuerzas parecen darse por vencidas, en la calma que antecede a la peor tormenta, se da cuenta de que ella ya es una Rosa, no necesita florecer, sólo guarecerse, sobrevivir, y volver a desplegar sus pétalos en la primavera. Ella ya es tan roja que podrá absorber la sangre de sus heridas evitando cicatrices, seguirá poseyendo espinas, seguirá siendo hermosa, inmensa, y sólo así, en medio de la nada, única.

Ella cree que el invierno es demasiado frío, pero a veces también se le olvida su capacidad de ser sol. Se siente pequeña, pero su corazón sigue siendo inmenso. Se siente perdida, pero sus pasos siguen siendo luz. La mujer que siempre seguirá siendo niña, la niña que siempre será una mujer.
Y ahora que puede, escribe, escribe hasta dejarse en tinta, en pétalos de palabras, en sensaciones. Escribe en rojo, rojo sangre.



lunes, 18 de noviembre de 2013

El robo de la LOMCE.

La LOMCE es un atraco al país. El problema es que se trata de un atraco silencioso, sin violencia, de esos donde se descubre lo que se ha robado mucho tiempo después de haberse cometido el delito, cuando jamás podrá ya encontrarse el preciado objeto sustraído. Sí, eso es la LOMCE. Bajo el nombre de “Mejora de la Calidad Educativa” se esconde un gran golpe a la cultura, el conocimiento, y la evolución del ser humano como ser humano. Esa “mejora educativa” se traduce en una mercantilización de la educación donde ya no importa qué se estudia, sino para qué, con qué fin, como si Maquiavelo llevase las riendas de este navío condenado a naufragar. No importa que haya que dar un mazazo a las humanidades en su conjunto, y es que cuanto menos se desarrolle el pensamiento, menos oposición, luego más poder, más supresión sin consecuencias, pues como reza la frase: “El peor enemigo de un gobierno es un pueblo culto”. No se trata de una teoría de conspiración, sino de una realidad. No interesa que pensemos, no interesa que desarrollemos el pensamiento crítico, ni siquiera interesa que desarrollemos la faceta artística que nos define y caracteriza desde el comienzo de nuestra existencia. ¿Qué habría sido de los primeros hombres si se les hubiese prohibido pintar sobre las paredes? ¿Qué será de nosotros si aniquilan nuestras formas de expresión y neutralizan nuestro pensamiento?
Filosofía es condenada a mera optativa en segundo de bachillerato, y la música reducida a una única hora semanal. ¿Por qué, después de todo, iba a interesarnos el pensamiento de grandes hombres que pudieron estudiar problemas muy parecidos y cercanos a los de hoy? ¿Por qué iba a interesarnos que los alumnos se cuestionen la realidad? Y la música… ¿para qué? ¡Aquí lo que importa son las matemáticas, la economía, el pensamiento formal! ¿Cómo si no iba a ampliarse el mercado?
Y no sólo eso, sino que además se dota de valor en la evaluación a la asignatura de Religión católica, ¡en un estado laico! Es decir, no importa lo que dijeron grandes pensadores como Platón o Hobbes, entre otros, pero sí dotamos de importancia a lo que establece como dogma una religión que ya no representa ni a la mitad de la población.
Hay muchas más asignaturas afectadas por este nuevo ataque a la educación. De lo cual podemos deducir que el verdadero núcleo de cada reforma educativa en este país no tiene que ver en realidad con la educación, sino con los intereses políticos, con el círculo vicioso a lo largo de la historia de seguir aumentando la riqueza de los ricos, mientras los pobres son cada vez más pobres (no sólo a nivel monetario, sino también cultural)
No niego que la reforma tenga puntos clave que sí resultarían beneficiosos de ser impuestos, sin embargo creo que para que un barco llegue a su destino, no basta únicamente con tener dos marineros buenos entre toda la tripulación.

La educación nos incumbe a todos, pues es el sendero por el que han de caminar todas las sociedades, y por tanto, todas las personas. Ahora bien, debe ser un sendero indicativo, no una única vía. Debe servir de instrumento para que cada ser humano forme su propio camino. Y para eso, desde siempre, es necesario, al menos, saber que cabe la posibilidad de crear, de oponerse, en definitiva, de ser libre para caminar hacia donde se quiera. Y jamás podremos ser libres si la educación no es vista como un valor, y sí como una moneda.



jueves, 7 de noviembre de 2013

Esta(r)ciones

No creo que sea el Otoño el culpable de que se te caigan las hojas. Ni creo que la Primavera, por ser Primavera, vaya a traerte las flores que nunca has plantado. En Verano puedes dedicarte a recibir del sol, como todo el año, lo que jamás estás dispuesto a dar. Pero no, tampoco puedes afirmar que tu incapacidad de dar calor es consecuencia del Invierno al que estás expuesto.
Las estaciones son sólo estaciones, es el mundo el que gira, eres tú el que se mueve.



martes, 15 de octubre de 2013

De noche las estrellas brillan, aunque estén lejos.

A veces es tan sencillo como un libro que espera, un "hasta mañana" cerca, muy cerca, en la oreja, o un último tacto, piel con piel, despidiendo a la noche, y a los sueños de ese día -que necesitan también descansar para poder seguir alzando el vuelo al abrir los ojos-. 
Otras se vuelve más complejo, como si la tormenta de fuera asustara de verdad, siendo una excusa para recordarte que me abraces, que bailemos juntos bajo la lluvia, como aquélla vez, como tantas veces; o como si no hubiera olor en esta habitación, y necesitara pedirte, a tamaño industrial, un perfume de tu piel y desparramarlo después por los cojines, las sábanas y mis manos, mientras me río, y tú me miras con ese gesto.
Pero en definitiva es simple, cercano, mío, cuando puedo rozar tu voz en la comisura de tus labios, o cuando puedo yo, asustada y fría, recordarte que a veces, las más fuertes, son las que más necesitan la paz del hogar -un corazón con las manos abiertas-. Y digo que es simple porque tú y yo, dos ciegos y mudos, somos los que, unidos, se miran y se hablan, aunque afuera estalle el odio, o las noticias auguren el Diluvio Universal.
Pero todo se vuelve enrevesado cuando la tormenta es realmente una tormenta, cuando el libro es sólo un libro y no un "hasta mañana", o cuando mis pies fríos no encuentran refugio entre unas sábanas que han colgado un "se busca por motivos personales". Entonces, le pido a la noche que me narre cuentos, sin darme cuenta todavía de que quizás la luna se inventó para consolar a los poetas que echaban de menos. 
Y aquí estoy esta noche, preguntándole al tiempo cómo lo hace para ir tan lento en ocasiones, y otras tan rápido; y rogándole una vez más que me conceda un minuto eterno la próxima vez que se nos olvide que hay mundo más allá de nuestras bocas. Pero él, que ya me lo ha repetido millones de veces, me habla de vuelos, sueños y alas; y en su tic-tac me marca el latir que supone crear toda una vida, un futuro donde tú y yo somos los autores. Aunque para eso, dice, hay que dejarle funcionar a su ritmo.
Y yo, como siempre, al final le creo.

Así que escribo, te escribo, recordándote que aún no me ha llegado tu perfume, aunque aún me quedan restos de ayer, y voy tirando. Pero júrame, y júramelo de verdad, que me lo mandarás. Así me quedo tranquila, repitiéndole vehementemente a las sábanas que vas a volver, porque si no, me han advertido, no me dejarían dormir –nunca más-.


jueves, 10 de octubre de 2013

Espera

Las letras también son cuerdas,
tristes lastimeras que arrancan suspiros sin paz a
cualquiera.

Las poesías también son cadenas,
ahogos sin fuerza en mares de pena sin gloria en
escena.

Las palabras a veces concuerdan,
con el estado del alma de quien no comparte un sueño y
espera.

Cuchillos de hiel a esta masa sin forma que
sólo trastorna otra noche que asoma,
y enfría el silencio.

Y espera. ¿Qué espera?
El tablero no juega, las piezas no suenan, ¡despierta!
Sólo una noche desierta...
Y las mil... esperan.

Es un cuento sin cuentas. El tiempo no avanza, ni
importa la balanza de un alma que ama y
espera.

Corazones que copian los latidos de otros
y piensan que sienten, y sienten nada,
sólo espejos de un rostro que
no tiene cara.

Y yo escribo quimeras y fabrico alas de cera en
un folio que cree, a veces, ser estrella,
y me espera...

El lenguaje es mi hado, y quizá el verso es esclavo
de este tiempo, esta lengua, esta cuerda loca,
esta loca sin cuerdas,
que espera...
Hoy sólo espera...


sábado, 21 de septiembre de 2013

Reflexiones...

Soy de esa clase de personas que admira la Belleza.

Vivimos en un mundo entregado al placer visceral, amarillo, sucio y feo. Observamos cómo las personas se dañan unas a otras -física y psicológicamente- cada vez con más parsimonia, con más indiferencia. La sangre no nos asusta. El dolor, más que conmovernos, nos atrae. Los insultos son condimentos para el interés. El cuerpo es sólo ya, sin más, cuerpo. Las mujeres, lejos de defender su independencia, se entregan a la figura idealizada, estática, y absurda, de un mero modelo físico sin nada que decir. Los hombres, lejos de contribuir a la evolución, se contentan con admirar las curvas de lo que en el fondo es sólo una línea plana, obsoleta, vacua. Y en conjunto, ambos, idolatran el aparato de la desolación, ese aparato que vende basura, violencia, fealdad, como si fuera aire: la televisión.
Y frente a esto, ¿hay nada? ¿Dónde está la Belleza? Parece olvidada, relegada a guardar espacio en un cajón que nadie abre.
Pero yo, que tiendo normalmente a llevarle la contraria a todo lo asentado -de algo habría de valerme tanta filosofía- me siento aquí, frente a este ordenador, y pienso... ¡Cómo no va a existir la Belleza! ¡Claro que existe! Por encima de mí, por encima de la televisión, por encima de este tiempo y de este espacio, la Belleza existe por encima de todos nosotros.
A modo de concepto universal, la Belleza, casi platónica, existe más allá de nosotros. Creemos -inocentes- que sólo hay Belleza si existe algo bello. Y sin embargo, ¿dejaría de ser bella una rosa si nadie viera cómo nace y florece?
La Belleza, así como yo la entiendo, va más allá de nuestra percepción, y nosotros, humildes, sólo podemos participar de ella enganchados a la tabla de supervivencia que nos brinda el Arte. Es esa conexión mágica, casi mística, la que nos permite crear Belleza (entendida, en todo momento, como una existencia positiva)
A lo largo de la historia, ¡cuántos han ofrecido al mundo su creación artística, y participado así de la Belleza! Participar de este atributo casi divino no exige que el objeto creado sea bello o no, ¡yo hablo de otra cosa! Hablo de la intención de hacer de este mundo un lugar más bello, mejor, ¡un mundo artístico!
No importa que Duchamp crease o no un objeto bello con su urinario, ni siquiera me refiero aquí a por qué ha llegado o no a considerarse una obra de arte institucionalmente, lo esencial es que deseó crear, deseó cambiar algo, deseó participar de algo denominado Belleza, de algo que nos permite convertirnos en creadores, ¡generó una nueva parcela de mundo artístico!
Y nosotros, que somos enanos, sólo creando conseguimos, durante un segundo, ver como ven los gigantes, antes de volver a adecuar la vista a nuestra altura.

En definitiva, la Belleza existe, y el Arte, nuestro salvavidas, nos permite acercarnos a Ella por medio de la creación. No importa que sea Música, Pintura, Poesía, Prosa... ¡Ni de qué tipo! Siempre han existido Formas de romper la realidad, de crearla, de moldearla, ¡de otorgarle color!

Nunca podrá hablarse de rendición mientras exista Arte. Y por tanto, nunca podrá hablarse de rendición mientras existan personas dispuestas a hacer de este mundo un lugar... bello. Yo, al menos, creo en ello, y defiendo que una de las mejores partes de la vida reside en el misterio de creer y crear.

Y por suerte, aunque cada vez menos, siempre habrá espíritus dispuestos a convertir una rosa en una rosa eterna.



Creo también que existen más caminos de acercamiento a la Belleza, el más claro es el Amor. Sin embargo, eso daría pie a una nueva reflexión.

martes, 17 de septiembre de 2013

Florece.

Y en una tarde de un verano que no deseaba irse, la rosa volvió a florecer, limpia, pura, y con espinas.
Y el jardinero supo. 
Y el cielo supo.
Y ningún loco sintió ganas de cortarla.
Porque sólo así, ella, resistiría cualquier invierno.



martes, 3 de septiembre de 2013

Siempre conmigo.

Ver las canitas en el morro de mi perra y darme cuenta de cómo pasa el tiempo, de cuán inasible es lo que más queremos...
Hay mucha gente que aún no entiende lo que es Chula para mí: mucho más que una mascota, mucho más que un animal, por encima de todo, es mi compañera más fiel. Ha estado conmigo en cada uno de mis momentos desde hace cinco años: en los buenos, trasmitiendo su alegría, como siempre, y su felicidad color miel; y en los malos, apoyando simplemente su cabeza sobre mis pies y diciéndome sin palabras "estoy aquí, y no me voy a ir". Me ha enseñado lo que es la lealtad. No hace falta describir con palabras la sensación de fidelidad que siento cuando la veo venir tras de mí a cada sitio que voy, o cuando oigo como duerme tranquila bajo mi cama, o aún más, cuando se enreda en mis pies y la siento en paz y me siento en paz.
Cuántas lágrimas ha visto, cuántos besos la he dado, cuántos caminos hemos hecho juntas. Y es que su huella y la mía, en el fondo, no son tan diferentes: Nosotros también somos animales, y ellos también son personas –aunque de pocas personas puedo decir lo que digo de mi perra-.

Sólo espero poder verla con muchas más canas todavía, en un contraste sin igual entre su negro y el blanco de la vida al pasar. Me quedan aún tantas caricias, tantos paseos, y tanta calma al tenerla… Nunca podré reflejar en letras –como ocurre con todo lo grande de la vida- lo que significa, siempre quedará demasiado infantil, demasiado poco, demasiado nada, en comparación. Sólo puedo –como siempre me pasa- intentar dejar en palabras, aunque sea, una semilla de todo lo que es y de todo lo que aún queda por ser. Aunque nada sea nunca tan especial como lo es ella.


viernes, 23 de agosto de 2013

¿Un artista nace o se hace... copiando?

El documental "Exit through the gift shop" plantea -o al menos a mí- varios interrogantes. Comencé a verlo porque pensé que era un estudio del graffitero Banksy, pero a medida que pasaban los minutos me di cuenta de que el "personaje" principal del documental era Thierry Guetta, más conocido como Míster Brainwash.
La cinta muestra cómo este tipo comenzó grabando a artistas callejeros, aumentando su interés por esa corriente artística -sí, lo es, es ARTE-. Y finalmente es él mismo, incitado en cierta manera por Banksy, quien crea, de la nada, una representación de sus mejores obras -entendamos hasta aquí que hasta ese momento no tenía ninguna, por lo que ya empiezan a aparecer las preguntas- y se otorga el sobrenombre de "el Señor Lavacerebros".
La exposición es un éxito, a todo el mundo le encanta ver murales de Elvis con una ametralladora de Fisher Price entre las manos, botes enormes de spray decorados como una sopa Campbell, y un sin fín de objetos supuestamente revolucionarios. Y digo supuestamente...
¿Hasta qué punto este señor es creador de algo? Banksy revolucionó las calles y el arte creando un concepto nuevo de estética, crítica social y revolución. Incluso consiguió colarse en ciertos museos, y colocó obras suyas que fueron observadas como si de una obra más del museo se tratase (hasta que, claro, la seguridad advertía lo que había ocurrido)
Entonces, ¿quién es Thierry Guetta? ¿De la noche a la mañana se convirtió en artista? ¿Un artista nace o se hace... copiando? ¿Importa que haya sacado la esencia de Banksy y la haya explotado hasta convertirse en alguien capaz de darle a Madonna la portada de su último disco -sí, lo hizo-?
Mi opinión es clara. El arte también puede utilizarse como elemento de control y, por tanto, como algo tremendamente rentable. Lo importante de Thierry no es lo que vende, sino el hecho de por qué lo vende. Para mí, colocar una pistola de juguete en los brazos del rey del rock and roll no simboliza nada. Sólo una copia gastada de un concepto que no le pertenece y, por supuesto, que sabía de antemano cuántos billetes iba a producir.
Si explotamos la esencia del arte, si lo consideramos a él mismo como algo que se vende, el arte deja de tener sentido, pierde su libertad, y se encadena en ciertas respuestas sociales -exactamente iguales- que van perdiendo -y olvidando- su valor.
Thierry Guetta es un farsante más que ha conseguido, gracias al talento de otros como Banksy o Shepard Fairey, cubrir su cabeza de oro.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que el documental está dirigido por Banksy, pero indudablemente da pie a millones de cuestiones...


http://www.youtube.com/watch?v=X44TtMayotM






jueves, 22 de agosto de 2013

La vida es una canción.

Y es la música la que corre por las venas cuando una canción desborda el alma. No es sangre, son sólo notas, sólo recuerdos, memorias, deseos.
Cuando el pasado no pesa, sólo vuela, cálido como una pluma que hace tiempo se separó de su ala, como un pájaro que, para poder volar, está lejos de aquél que fue su nido. Cuando la vista hacia atrás supone una melodía conocida, y los errores son sólo notas más tensas, que después se recuperan, necesarias para formar lo que es la canción de una vida... Una sinfonía. Un piano. Unos dedos. Música.
Y todo se vuelve difuso, no hay muebles, no hay cuerpo, sólo una sensación eterna, por tan efímera, de paz. Un estado del alma en el que el corazón -se siente- está sonriendo. Cómo a veces podemos llegar a olvidar que el corazón también ríe -sólo se le nombra, poetas, cuando llora-.
Sólo existe el sonido de fondo, y yo, en medio de todo, dejándome ser, volviéndome música, notas, silencios, también. Yo, que soy una melodía desordenada, una canción sin acabar, un principio de banda sonora con extractos de mil películas, con frases de millones de libros... Yo, cierro los ojos. Y sólo vuelo, con el roce lento y calmado de una lágrima que se desliza por el pentagrama. Una lágrima cálida, serena, que me recuerda lo precioso de poder ser la compositora de mi canción, una canción que no termina, aunque a veces no la escuche -o tenga la manía de hacerme la sorda-. Esa melodía que está de fondo cuando camino, pero sobre todo cuando río... sobre todo cuando amo.
Qué manía la de los poetas de sólo escribir. Si la mayor poesía es la vida, los momentos como éste en los que el reloj no pesa y el tiempo es arte.
Me dejo ir de nuevo en mis letras confundidas, que bailan, que quieren ser sólo melodías vivas, deslizándose, y después perdiéndose, para conformar la única canción que jamás se olvida: el presente. Y sólo así, hoy, saber que no hay nada más grande que este momento, ahora, porque estoy aquí, porque yo también soy música, y estoy sonando.

http://www.youtube.com/watch?v=7maJOI3QMu0

viernes, 19 de julio de 2013

Sólo no te vayas nunca.

¿Qué iba a quedarme en un cajón vacío si no palabras desgastadas? Sin ti el baúl sólo sería un baúl, y yo una más, sólo una menos.
¿Qué iba a quedarme en el corazón ahogado si no pétalos marchitos y noches nunca más descorchadas? Sin ti la luna sólo sería un botón descosido, igual que mi sonrisa.
¿Qué iba a tener aparte de una prosa que lucha por ser la poesía que un día fue? Sin ti no habría versos, sólo tinta sin color, sin alma, sin mí.
¿Cómo iba a ser yo Rosa sin rosas que regar, sin jardín en el que soñar despierta? Si te fueras te llevarías mis espinas, cualquier viento sabría cómo destrozarme. Si te fueras... ¿para qué más idas y venidas? ¿Para qué cantarle a las mañanas, para qué contarle a nadie quién soy? Sin ti no habría estrellas en mi ventana, ni siquiera noche, ni siquiera día.
¿Cuándo sería un buen momento para adornar el tiempo perdiéndolo? Sin ti no habría tiempo, nada que perder, nada por ganar.
Y aullaría a mi ceguera cada vez que mi piel tocara la almohada si supiera que jamás tus dedos volverían a ser desvelo. Y mis ojeras serían el rímmel del insomnio de quien jamás se atreve a soñar. El corazón rojo se vestiría de fiesta con los pedazos que dejaste, y se iría a llorar a un rincón oscuro, resignándose a latir para un cuerpo -¿dónde se encuentra el alma? Eres tú quien tienes el mapa, dueño-.

Sólo no te vayas. Sólo... Sólo no dejes que me pierda nunca. Sólo...
Y lanzaremos las preguntas al acantilado de lo que nadie desea saber. Y miraremos cómo desaparecen, mientras seguimos creando tinta agarrados de la mano, sin más hoja que el cielo a nuestros pies, y el futuro entre los dedos.



domingo, 7 de julio de 2013

Poeta y poesía.

Como el rocío de una hoja
que jamás se cae.

Como la leyenda de un tiovivo
con caballos
que jamás se cansan.

Como la saliva de unos labios
que jamás se gastan.

Así, a un escritor
nunca le faltan letras,
sólo le sobran.

Así, a un poeta
nunca le sobran versos,
sólo a veces besos
le faltan.

Y desplegar el abecedario
por las páginas del tiempo.

Y despejar las dudas
de la arena
que espera al sol.

Hoy me siento poeta,
me siento extraña.

Como si las margaritas
no tuviesen que escoger
entre el sí y el no.


sábado, 15 de junio de 2013

Carta a Upe

Más que una carta, te mereces un libro entero. Pero no podía dejar escapar estos ratos en los que te echo de menos tanto que no paro de imaginar lo que sería si aún estuvieras aquí, tú, entera.
Ha sido un año difícil. Y sin estar aquí has sabido demostrarme la gran fortaleza que se ubica en el corazón de una familia unida. Y digo sin estar aquí, aunque en el fondo sí que has estado… Apareciste como un arco iris en una gran tormenta, tan en calma como siempre, serena, en paz, pero increíblemente fuerte. Y a los pies de la cama del desequilibrio, supiste hacer del apoyo familiar un pilar indestructible; nos dijiste, sin palabras, que no nos ibas a dejar caer. Y así fue.
Muchos me dirán que no es algo real. La muerte es el final, aseguran. ¿Y cómo explicarles yo la verdad que siento tan dentro? Saberte aquí, dándome aliento cada vez que creo que no voy a llegar a la meta, demasiado cansada para darme cuenta de todas las metas que ya he ido dejando atrás… ¿Cómo argumentar que sé que no te has ido y que, en el fondo, nunca te irás? Hubo quien me dijo que alguien sólo muere cuando desaparece del corazón de los suyos… Temo decirte entonces que tú serás inmortal.

Tampoco intento retenerte aquí. La vida es un ciclo que todos hemos de pasar, y conlleva un final. Sin embargo… ¿cómo dar final a un alma tan grandiosa como la tuya? Fuiste siempre un corazón abierto, dispuesto a dar hasta el último latido… E increíblemente, aún sigues ayudando a que los nuestros no pierdan la fe. Fe en la vida, en lo que hace que ésta sea un viaje inolvidable.
Sí… Me acuerdo tanto de ti. No puedo parar de pensar en tantas cosas… En el día siguiente de tu funeral, asistí a un concurso literario…  El tema trataba de las relaciones intergeneracionales, y escribí sobre ti. Estabas allí. Igual que cuando anunciaron que el primer premio era mío, y leí delante de todos lo que para mí fue la mejor despedida que podía darte. Me decías que jamás dejase de creer que los sueños pueden cumplirse, que todo esfuerzo tiene su recompensa.
Después, como decía, te instalaste en las cuatro paredes de lo que parecía un laberinto sin salida. Y nos mostraste el camino, en silencio, guiándonos con tu luz. Y nos enseñaste cómo, aunque la oscuridad parezca absoluta, siempre hay un resquicio para ver las estrellas y esperar a que salga de nuevo el sol.

Viniste y te fuiste casi volando como una paloma. Alzaste el vuelo dejando tras de ti la estela del camino a seguir… El trazo fino que deja un ángel al pasar por esta vida.
-Estoy ahí- nos decías. Pero sabías que ya podías irte, que habíamos aprendido que las huellas de la vida son imborrables, pero que siempre existe la oportunidad de crear unas nuevas, esta vez, mucho mejores.

Y hoy, aquí, a punto de acabar mis estudios, al menos la parte universitaria, me pregunto cómo sería poder llamarte y decirte que ya está, que he terminado, que he podido con todo. Y tú seguramente te reirías con esa risa tan tuya que aún resuena en mi cabeza, y no dirías mucho más, porque tú, como buen miembro de la familia, no eras de palabras.
Me pregunto cómo sería que pudieras venir aquí y ver cómo he crecido, cómo me he convertido en una mujer, y cómo no he olvidado el ejemplo que me diste. Que vieras que he aprendido bien que lo que importa es tener buen corazón, y reír, reír mucho… Como tú también reías.


No es una carta de despedida, sólo una carta. Porque como decía, sé que estás aquí, y a la vez no. Pero de igual manera, te quiero. 


miércoles, 15 de mayo de 2013

Carta a una tormenta.

Está lloviendo.
¿Lo ves?
Estoy lloviendo.
¿Me ves?

Sé que dije que no me gustaban los paraguas... Y sé que también dije que prefería mojarme... Pero la tormenta es muy fuerte, y tengo frío. Sabes que el frío no me gusta... y tú eres mi único verano.
¿Qué piensas?... Es posible que los truenos de tu alma te impidan oír mi voz, que unas veces grita, y otras susurra, que te quiere aquí, que se está ahogando entre tanto agua. Y tú, que navegas entre olas enfurecidas, con un mar al que le cuesta estar en calma... No, creo que no me oyes.
Qué símil el mar... Tampoco es la primera vez que lo digo. Y es que cura heridas, pero también es capaz de perder navíos incluso de marineros expertos. Hay leyendas de barcos fantasma... Aunque no hay que alejarse de tierra para encontrar puertos vacíos.
Estoy divagando... Ya me conoces, no me callo ni debajo del agua. Al menos por dentro. No, nunca dejo de escribir.
Así que... ¿qué sientes? Mira allí, a lo lejos, ¿ves el cielo? Mmm... qué pequeños somos. Y tú, para mí, qué grande. Podrías cogerme con los dedos de una mano y levantarme tanto, tanto, que podría tocar las nubes.
...¿Me coges?
Tiene gracia porque sé que no estoy hablándote. Al menos no estás aquí, ya lo he dicho. Es otra manera de seguir susurrando... de seguir gritando... Pero creo que ahora sí que no me oyes. Te has alejado de mi puerto, y yo ni tengo ni quiero otro barco. Así que me hundo. Y aún con el agua al borde de los labios, un agua fría, cortante, sigo pronunciado tu nombre.
No te pierdas en el mar, por favor, déjate llevar por la corriente... Y vendrás a casa, como una ola que acaricia suave la orilla, dejándose morir en los pies de alguien lleno de vida, dejándose ir, feliz, abrazando la arena. Y es que ese es el secreto: el agua y la arena.

Fotografía por Ana Cardona. http://cuadrosconarte.wordpress.com/obra/

lunes, 13 de mayo de 2013

¿...?

¿Cuántos globos habrán ido a parar al País de Nunca Jamás, movidos por la suave brisa que provocan los sueños?
¿Cuántas palomas mensajeras han transportado paz?
¿Cuántas nubes han simulado animales, personas, momentos... para descargarse en lluvia fina, de la que refresca el corazón?
¿Cuántos dedos se han visto entrelazados en otros dedos, y sólo así se han atrevido a ser mano?
¿Cuántas poesías han sido escritas por poetas que no sabían definir lo que era una metáfora?
¿Cuántas preguntas se han formulado -cuántas quedan por formular- cuando existía la necesidad de respuestas y no de más preguntas...?

Me pregunto yo.


lunes, 6 de mayo de 2013

Just...

Y oír de tu boca que yo... y sólo yo. 
Y que incluso el silencio entre ambos recite versos que nunca se acaban.
Y no sentirme nunca más un nunca.
Y ser siempre tu deseo de ser siempre.


sábado, 27 de abril de 2013

Rosa rosa.

- Deshojemos margaritas y plantemos rosas.
- ¡Pero tienen espinas!
- Por eso.




martes, 16 de abril de 2013

Las mariposas vuelan por ti.

Tengo tantas mariposas como sueños. Tantos sueños como alas. Tantas alas como ganas. Tantas ganas como oportunidades. 
Simplemente alzo el vuelo y... no puedes no querer seguirme, eres tú a donde voy. 



martes, 2 de abril de 2013

Te quiero.

Que yo quiero contigo todos
mis <te quiero>.
Quiero, toda la vida,
quiero.

Quiero toda una vida
en la línea de tus manos,
en los pliegues que formarán
cordilleras y ríos
en tu piel.

Quiero estar cuando
tus ojos
vayan haciéndose pequeños,
y las piernas necesiten
un bastón.

Quiero ser tu bastón.

Quiero ser quien
a pesar de los cambios,
a pesar de las arrugas,
vea siempre la misma
sonrisa,
y sepa provocarla.

Quiero ser,
contigo ser.
Quiero,
a ti te quiero.
Toda la vida te quiero.



martes, 26 de marzo de 2013

Ahora.

Cuántas cosas han cambiado en casi tres años. No hablo sólo del pelo, o de cambios superficiales. Hablo de mí, de lo que me rodea. De aquellos lugares que permaneciendo iguales, también han cambiado.
Recuerdo esa sensación que llevaba conmigo y que me hacía creer que lo sabía todo. Recuerdo miedos diferentes, sueños distintos, caminos que pensaba inalterables. Y he aquí la vida. Cómo cambia. Recuerdo que antes odiaba los cambios. Puede que ahora también, sólo que he aceptado que son parte de la vida.
Tres años. Y en tan poco tiempo se puede aprender a valorar lo precioso que es lo variable.
El amor, mi constante, he aprendido que debo luchar cada día por él, porque ahí reside la eternidad de lo efímero. La amistad, dónde habrán quedado los sueños de los "amigas para siempre" que se grababan en anillos que hace tiempo ya perdí. La familia. Las alas. No soy una niña, y sin embargo a la vez más que nunca.
El corazón también ha cambiado. Sigo siendo Rosa, pero es probable que con nuevas espinas.
Son los ojos los que llevan la vida consigo. En los míos pesan experiencias demasiado difíciles, pero también van cargados de ilusión, de brillo, de luz, de vida, de nueva madurez.
Comprender... Ay, eso de comprender... Cómo personas que parecían gigantes van haciéndose cada vez más pequeñas... Y cómo otros van alcanzando cada vez más altura.
Sí... Y es que eso sí... Sigo adorando las alturas, las nubes, volar... Sigo volando a pesar de tener miedo a caer. A pesar de haberme caído varias veces. Vuelo... ¡Adoro volar!
Es curioso ver fotos "antiguas" y pensar en ti mismo como en esa persona que ya no está, y es que ahora soy menos de esto y más de aquéllo, soy ahora. Yo, ahora, aquí. Y sonrío.
Sonrío porque es probable que dentro de unos años vea una foto mía de ahora y piense en cuánto he cambiado, en esa sensación que me acompañaba y me hacía creer que lo sabía todo...
¡Descubrir que lo bonito de la vida es no saber casi nunca nada creyendo saberlo todo! Ay, corazón, ojalá nos queden latidos suficientes como para cambiar millones de veces, y en el fondo, seguir siendo la misma. Sí... ¡En cientos de ahoras! ¡Ser yo! Y verme volando en cada etapa, en un álbum enorme con fotos por todos lados.


miércoles, 20 de marzo de 2013

"Amigos"

Tengo veintidós años, a punto de los veintitrés, y todavía siguen impresionándome ciertas cosas igual que cuando tenía trece, o incluso antes. Es cierto que quizá ahora lo observo con otra perspectiva, no sé si más madura, o más amplia, pero sigue pareciéndome un problema igual que entonces. La mayoría de las personas tienden hacia el egoísmo. Ya con trece años era consciente de que muchas de las amigas que tenía no estaban dispuestas a dar lo mismo que yo por ellas. Después, a medida que fui creciendo, me di cuenta de que no tenían porqué hacerlo, que el hecho de que yo fuera de una determinada manera no me daba derecho a exigir a los demás que fuesen iguales que yo. Sin embargo, a día de hoy, aún sigue quedándome cierto resentimiento, y es triste decir que me acompaña en muchos de mis días cuando me relaciono con los que me rodean.
Vivimos en una época cada vez más globalizada, donde las fronteras (aparentemente) van desapareciendo a favor de una sociedad más intercultural. Y sin embargo las personas, cada día, siguen creando fronteras propias que les separan del resto.
Los amigos, ¿cómo definir la amistad? A menudo nos pasan mensajes en cadena que nos explican que la amistad es eso que jamás desaparece. Y hay algo dentro de mí que se ríe. ¿Amigos? ¿A quién podemos considerar amigos? Cada persona, claro está, tendrá un baremo para definirlo. El mío se basa en el altruismo. Mi amigo era/es aquél dispuesto a dar todo lo que esté en su mano por mí, sin esperar nada a cambio. Es evidente que si yo lo concibo así, es porque yo me comporto de esta forma, y la relación de amistad ideal llevaría consigo una reciprocidad no exigida, algo natural. Muchos pensaréis que es exigir demasiado, y con el tiempo hasta yo misma he llegado a pensar así. Ya (casi) nadie es altruista de forma "natural", precisamente porque ya (casi) nadie se molesta en mirar, o mejor dicho, VER, al Otro.
No se trata de ser pesimista, sino de defender una tesis antropológica, como ya decía: el hombre tiende hacia el egoísmo. Además, las expectativas de que las personas crezcan, maduren, y caminen por el mismo sendero que tú, se diluyen con facilidad. El amigo ideal de la infancia es difícil de mantener teniendo en cuenta que cada uno probablemente habrá escogido un camino para su vida, y que también probablemente esté muy alejado del propio. Más tarde, según van sumándose años, hacer "verdaderos" amigos va haciéndose difícil, nosotros mismos nos condenamos al ostracismo, unos por miedo, otros por indiferencia, y otros por puro egoísmo.
¿Es ésta la razón de que el hombre prefiera caminar solo en busca de sus propios intereses? No lo sé. Si bien he llegado a ciertas conclusiones, aún a día de hoy sigo sin encontrar explicación.
Ahora bien, he de remarcar que, pese a este panorama tan aparentemente "trágico", aún quedan personas altruistas, personas que no sólo se atreven a levantar la mirada para ver al Otro, sino que se interesan por él. Aún existen personas que necesitan personas. Y si antes defendía que me acompaña un cierto resentimiento, también he de decir que la ilusión de encontrar a personas así, supera y aplasta con creces ese sentimiento negativo.
El hombre tiende hacia el egoísmo. Pero todavía quedan personas tan especiales (por ser tan pocas y tan únicas) que siguen demostrándome que toda "regla", afortunadamente, tiene excepciones.




domingo, 17 de marzo de 2013

Blabladurías.

Aquí falla el que tiene sentimientos. Sólo hay que andar y no mirar a nadie. Eso he oído.
Dentro de mi cabeza hay una mujer que vende globos, tiene alas de mariposa y va a echar a volar. Le pregunto quién es, y me contesta que mire dentro de mi corazón, que lo importante está ahí, no donde ella intenta alzarse, pues sólo lo intenta, porque en realidad el vuelo se realiza más abajo, en el pecho. Así que yo bajo, o quizá mejor subo, hacia mi pecho, y es verdad que tiene alas, que tengo alas, pues esa soy yo.
Muchos me dicen que el corazón es sólo un órgano más, que mire hacia delante y que aprenda a apreciar el frío, que las relaciones humanas no son más que pura matemática: sumar y restar. Y yo les pregunto, un poco tímida, si yo soy una cifra más. Cuánto silencio.
Hoy no llueve, y yo estoy aquí escribiendo, hacía mucho que no escribía. Esas teorías a veces llegan a empapar las ideas, así que he estado lloviendo ¡enormes tormentas! Pero hoy no llueve, ¡no! He hecho las paces con mi corazón, le he pedido perdón por ausentarme. Él dice que ya me había avisado demasiadas veces de esas personas que cuentan a los demás como números, y todo número puede desaparecer a favor de otro que otorgue mejor resultado, bueno, mejor no, útil es la palabra. Ahora voy a cerrar los oídos a los que sólo utilizan la cabeza. ¡Porque yo uso el corazón! Y en el pecho tengo alas. Y mariposas. Y vuelo, ¡yo vuelo! No creo en los números, nunca me gustaron las matemáticas, y para mí las personas son... personas, corazones, pechos, cofres, ¡tesoros!
Puede que yo sea para Alguien sólo alguien, sólo nadie. ¿Y qué? ¡Cuántos paisajes existían maravillosos antes de que el hombre los pisara! Yo tengo pájaros, estrellas fugaces, noches tumbados sobre la hierba, huracanes... Y una Rosa.


viernes, 15 de febrero de 2013

Que no me faltes...

Que no me falte tu risa,
tu brisa de vida,
tu aliento en mi respiración,
tu corazón inquieto,
tu alma animal y
tus dedos de niño.

Que no me falten tus sueños,
hermanos gemelos de los míos,
ni tu sed de que seamos tiempo,
que no me falte tu corazón.

Que no me falte tu locura,
tu mar lleno de costas,
lleno de olas,
donde embarco y nado
cuando estoy contigo
para estar conmigo a solas.

Que no me falten tus dudas
y tus certezas,
tu peligrosidad efímera de abeja,
la miel de tus labios, mi néctar.

Que no me falte el viento
que despliegas,
para ahuyentar mis falsas tormentas,
para abrazarme al calor
de la hoguera de tu pecho.

Que no me falte la guarida
de tus brazos,
la ausencia de miedo al
tocar tus trazos,
la libertad de sentirnos
el uno al otro atados.

Que no me falten tus ojos,
que saben mirarme si
no me reconozco,
que saben saciarme y completarme,
que abren ventanas a lo que desconozco.

Que no me falte el misterio
de acompañarte en toda tu vida,
la certeza de saberte mi guía
la ilusión por descubrir caminos.

Que no me falte esta ansia de vida
que trajiste en sueños
a mi medida,
y que reside en tu alma,
junto a la mía.

Que no me faltes nunca, Vida,
ni esta nueva perspectiva
de vivir siendo yo misma,
y a la vez tantas,
todas tuyas, todo mío,
todo nuestro.
Nosotros,
para toda la vida.



miércoles, 6 de febrero de 2013

Borrar.


En la arena de esta playa
hay demasiadas huellas
que el mar debe borrar.

Por eso el mar también es tiempo,
por eso el mar también soy yo.


                                               Fotografía por Marta García López©

martes, 22 de enero de 2013

Mentiras.

Personas que presumen de grandes corazones, adolecen de pequeñas almas. Comprobado. Y es que cuánto mejor callar y demostrar, que hablar y seguir hablando. 
No entiendo esta afición del hombre por presumir, por hablar en abundancia de lo que en realidad carece. Palabras, palabras. Cuántas cosas podemos hacer con ellas, cuántas... Yo siempre he dicho que deben ir acompañadas de hechos. Incluso en el arte. Un libro: infinitud de palabras que se traducen en hechos en nuestras soñadoras mentes. Pero esta es otra dimensión. La realidad nos lleva al campo de la comprobación. Si afirmas ser alto, y mides un metro cuarenta con cincuenta años, las palabras se convierten en mentira, se vacían, mueren. Sin embargo, quien vive viviendo, podrá morir cerrando su propio libro. 
Vivir viviendo... ¡claro! No es ninguna redundancia, se trata de algo trascendental. ¿Cuántos viven... sin vivir? ¿Cuántos acompañan sus días de melodías huecas, de mentiras que sólo son analgésicos para la verdad? Y es que, puede ser, se habla tanto porque callar a veces duele. Reflexionar, quizá cambiar, ¡les resulta tan pesado! ¡Supone tan enorme carga para el corazón! Así que siguen envenenándole con placebos, mientras él entre sístole y diástole, suspira y reza. 
Es fruto de un estudio, que cuanto más se miente, más se aceptan las mentiras como verdades. Tal es así que aquél que decíamos que se creía alto, llegó a presentarse a un concurso de modelos. El resultado fue lo que todos sabemos... 
La tinta de sus bolígrafos es invisible, por eso ni ellos mismos lo ven. Nada puede escribirse, nada puede rozar el alma, si ni siquiera invertimos tiempo en conocerla. Es de valientes mirar dentro de uno mismo, a sabiendas de que es muy probable que haya cosas que no van a gustarnos. Por eso es importante hacerlo, se crea una oportunidad de cambio, y a la vez se genera una sensación de paz por vernos tal cual somos, por llegar a aceptarnos así. Sólo hay que abrir los ojos. 
Y es que cuando uno miente, a quien más engaña es a sí mismo. 



viernes, 11 de enero de 2013

Quiero ser.


Quiero ser la ola de un mar infinito,
No siempre en calma
Pero nunca náufraga.

Quiero de un puerto ser la sirena
Que se muerde la cola
Para ser palabra.

Quiero ser el refrán sabido
Que se abandona al olvido
Llevándose su carga.

Quiero de esta vida loca
Ser el viento que sopla,
Y el rayo de sol que jamás se ahoga.

Quiero ser el juego del ahorcado
Que posee el rostro y guiño
De quien hace trampa.

Quiero ser la hoja en blanco
Que huele al fruto
Del árbol de tus entrañas.

Quiero ser el libro abierto
Que reposa en tus manos
Y que nunca se acaba.

                                                 Fotografía por Marta García López ©