jueves, 19 de febrero de 2015

Inventos y creaciones.

Qué otoño tan grande en los ojos.
Qué invierno tan perpetuo en los dedos.
Y sin embargo, el sol en sus labios,
el calor en su pecho. La vida.

No tengo ramas secas,

soy un cerezo en flor,
un rosal perenne,
un campo que no perece.
la niña que inventó el sol.



El niño poeta.

¿Será Dios el creador del mundo?
O quizá fuese un niño poeta
que armado tan sólo con su libreta
dibujó un corazón tan grande 
que por fuerza hubo de existir.

Enamorado como estaba de Ella,
le escribía poemas bajo el cielo,
y el corazón creado, lleno de estrellas,
latió una niña y desapareció.

Yo soy la poesía que habita
en el mundo del hombre que tanto olvida,
yo soy poema, verso, latido,
la belleza mística,
una historia de amor. 


jueves, 5 de febrero de 2015

Necesito escribir-me.

Quiero ser la hoja del árbol
que, tras crecer,
vuela, es libre, y sólo así,
después,
morir.

Hay personas que viven como si

jamás hubiesen muerto,
ni siquiera un poco,
con cada grieta del corazón.

 Sin embargo, morir tras haber vivido

no es baladí, es un sueño.
Sin vivir sólo seríamos sin ser,
como un verano sin sol,
tan sólo invierno.

Tengo una pluma en el ojo,

un reloj en el pecho.
Es mi manera de medir el tiempo,
yo, que sólo soy una flor.

A menudo entre las calles

descubro que los pétalos de mi alma
no están hechos para combatir el viento
sin ti.

Y las conversaciones no tienen sentido,

como si las palabras callasen,
y el frío fueran las personas,
algo aún mal aprendido.

Yo no quiero vivir en balde,

aunque ahora los días pasan,
y la soledad no adorna
este pasajero pasaje baldío.