jueves, 11 de octubre de 2012

Rayo de sol.


El alma suda lágrimas que con los ojos no se pueden echar. Los abrigos ya no cumplen lo que deben, no calientan, se dejan llevar por los descosidos, los rotos, que un día historias, y ahora sólo… huecos que llenar.
¿Qué le digo a mi paraguas? Si nunca le quise, le aborrecía, y quizá ahora deba volver, y pedirle auxilio, pedirle que me guarezca de esta lluvia que no cesa, y que es capaz de matarme ahogada.
¿Qué le digo a las tiritas, a los parches, a los remiendos? Si de nada sirvieron, sólo para llevarse mi Confianza hacia otro lugar, ella sí rota. Yo la recuerdo, muy segura, tan fuerte como podía serlo, mirándome y diciéndome: "sí puedes". Y yo podía. Pero ahora nadie me mira, sólo yo, ante el espejo, tan fuerte como puedo serlo, y me digo: "claro que puedes". Lo que pasa es que me falta su manera de hacer que todo parezca más fácil. Seguiré llamándola, seguro que vuelve, si, al fin y al cabo, es mía, y yo suya. Volverá. Ella también me busca.
De las zapatillas ya ni hablamos. Hace unos días que andan solas, dicen que están enfadadas, que no las llevo al mismo paso, que las he prohibido saltar. Y yo las digo que no soy yo, que es este temporal furioso, que odia que salte los charcos. Así que me empapo una vez más, aún sin paraguas, con el aguacero de esta nube demasiado grande, que ha secuestrado al sol. 
Sólo que, aun sin abrigo, sin tiritas, sin la confianza a mi lado, sin paraguas, y con las zapatillas algo enfadadas, de vez en cuando logro atisbar un rayo de sol, y dejo que brille, que me brille, y brillo. Pese a todo, brillo. Y frente al espejo, me guiño un ojo, "claro que puedes".


1 comentario:

  1. "Tú puedes..." hacer que las letras hablen solas y lo haces; que las palabras bailen en la mirada y lo consigues; que cada frase saque una sonrisa y lo logras a miles.

    Me encantó!!

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