viernes, 26 de octubre de 2012

El mar de estas rocas.

¿Y si te dijese que no me apetece escribir? Sí, sabes que suelo hacerlo cuando algo va mal o cuando todo va increíblemente bien. Bueno, pues esta vez es una de las primeras. Así que supongo que ahora entenderás que no me apetece escribir, pero aquí estoy.
Esta mañana me he dado cuenta de que siempre hacemos referencia al mar como sanador de heridas, como ese componente de sal que está inmerso en las lágrimas y que nos hace sentir mejor, quizá un poquito más libres; pero también he caído en la cuenta de que el mar puede saber a herida. Después de todo, está compuesto de lágrimas de sal que pertenecen al mundo, a todos. ¿Cuántas penas habrán ido a parar a él? ¿Cuántas intenta destruir día tras día chocándolas violentamente contra las rocas? Muchas desaparecen, y sin embargo, sigue habiendo tanta sal... ¿Es que el mundo no para de llorar? Es posible que en cada giro se de cuenta de lo que estamos haciendo los humanos, y se desespere, y llore lluvia, sal, y tormentas.
¿Qué te parece? El mar siempre ha sido una gran metáfora, caben en él tantas cosas... Yo creo que está vivo. Podría entonces pensar que las rocas deberían estar enfadadas con él con tanto golpe, pero incluso ellas conocen su cometido, y se entregan en esta vida a ayudar a romper las penas. Están allí, quietas, inamovibles. En el colegio nos enseñan que es un fenómeno llamado erosión el que las va destruyendo o haciendo cambiar de forma, sin embargo yo sé que esa tal erosión es el debilitamiento, la misma muerte de las rocas que ya no pueden hacer más de escudo. Después de todo, no son inmortales, y aún así, entregan toda su fuerza, toda su existencia, todo su ser, a ayudar al mundo a ser un poquito mejor.
No creo que ya nadie se atreva a hablar de las rocas como seres "inertes", es un término tan feo...
Hay personas que son mar y rocas, ¿te das cuenta? Cuántas olas intenta golpear el corazón contra el alma... Piénsalo, estamos hechos de fuerza, no entiendo por qué hay tantos que la desechan, ¿será que no les gusta el mar?
Creo que debería ir dejando de escribir, para no apetecerme he puesto mucho de mí en estas letras, como siempre, como espero que siga siendo siempre. También hay sal en las letras de un escritor. Curan, y al mismo tiempo representan heridas. Es la función que cada uno escoja, ¿no? O quizá la que el corazón ordena, sabio y fuerte, para que el alma recupere y vuelva a ser escudo (ésta sí, seguro que sí, inmortal)


No hay comentarios:

Publicar un comentario