domingo, 17 de marzo de 2013

Blabladurías.

Aquí falla el que tiene sentimientos. Sólo hay que andar y no mirar a nadie. Eso he oído.
Dentro de mi cabeza hay una mujer que vende globos, tiene alas de mariposa y va a echar a volar. Le pregunto quién es, y me contesta que mire dentro de mi corazón, que lo importante está ahí, no donde ella intenta alzarse, pues sólo lo intenta, porque en realidad el vuelo se realiza más abajo, en el pecho. Así que yo bajo, o quizá mejor subo, hacia mi pecho, y es verdad que tiene alas, que tengo alas, pues esa soy yo.
Muchos me dicen que el corazón es sólo un órgano más, que mire hacia delante y que aprenda a apreciar el frío, que las relaciones humanas no son más que pura matemática: sumar y restar. Y yo les pregunto, un poco tímida, si yo soy una cifra más. Cuánto silencio.
Hoy no llueve, y yo estoy aquí escribiendo, hacía mucho que no escribía. Esas teorías a veces llegan a empapar las ideas, así que he estado lloviendo ¡enormes tormentas! Pero hoy no llueve, ¡no! He hecho las paces con mi corazón, le he pedido perdón por ausentarme. Él dice que ya me había avisado demasiadas veces de esas personas que cuentan a los demás como números, y todo número puede desaparecer a favor de otro que otorgue mejor resultado, bueno, mejor no, útil es la palabra. Ahora voy a cerrar los oídos a los que sólo utilizan la cabeza. ¡Porque yo uso el corazón! Y en el pecho tengo alas. Y mariposas. Y vuelo, ¡yo vuelo! No creo en los números, nunca me gustaron las matemáticas, y para mí las personas son... personas, corazones, pechos, cofres, ¡tesoros!
Puede que yo sea para Alguien sólo alguien, sólo nadie. ¿Y qué? ¡Cuántos paisajes existían maravillosos antes de que el hombre los pisara! Yo tengo pájaros, estrellas fugaces, noches tumbados sobre la hierba, huracanes... Y una Rosa.


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