martes, 27 de noviembre de 2012

"Se hace camino al andar"...

No creas que todo está hecho, no. Queda tanto por recorrer...
No pienses que el camino será fácil, pero tampoco difícil. Nota tus pasos, marca tu huella, respira lo efímero y acaricia con el corazón aquéllo que es inmortal.
Nunca te pares. Ni siquiera para echar la visa atrás, puedes hacerlo de igual forma mientras caminas. Así entenderás que lo que ya ha pasado no puede de nuevo alcanzarte, y que lo que está por llegar se encuentra en el presente, en forma de oportunidad.
Si llueve, no tiembles si no te has dado cuenta de que necesitabas paraguas. Aprende a mojarte, y a apreciar el calor del sol cuando regrese. Aprende a fundirte en la gota, pero no dejes que la tormenta forme un hogar en ti, pues entonces el sol jamás podrá secarte aunque sea el más espléndido. Y si encuentras un paraguas... úsalo cuando tus pies estén cansados, con heridas, y apóyate en él hasta que se convierta en alas. Los paraguas son personas que te ayudan a volar cuando no eres capaz ni de observar el cielo.
No huyas si algo te asusta o intenta dañarte. En el camino habrá oscuridad, frío y peligros, pero la luz está en ti, cree en ella, expándela, cree en ti. Y si no eres capaz de alumbrar, recuerda que no hay noche tan cerrada que no tenga ni una sola estrella.
No ceses en tu empeño, mira el cielo, percibe tus alas, da la mano a quien camina a tu lado. Sé cielo, sé alas, camina al lado de quien lo merece.
Entrégalo todo, pero vigila el peso de la mochila. Recuerda que el camino es largo, y que hay cargas demasiado pesadas (entre ellas el miedo) Libérate de lo que consume tu energía. Sé libre. Sé leal. Sé quien deseas ser.
Sé feliz.
Y el camino será inolvidable.


                                                   Fotografía por Marta García López ©

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