jueves, 27 de septiembre de 2012

Habitación blanca.


A solas la vida es cara,
cuesta un corazón y medio,
y el de repuesto siempre con taras
con escudos frágiles ante el asedio.

Sed de cambio, caminos torcidos,
los ojos sin color, muertos de frío,
la mirada perdida entre tanto árbol caído,
los pies no andan, se arrastran…

Hay hielo tras tus pisadas,
las mantas que no quisiste te miran ahora,
ajadas, rotas, se retuercen las sogas,
el reloj está en marcha, las agujas son claras.

Cansadas las ventanas de albergar paisajes
que no veías,
se consumía el calor de esa habitación vacía
que sólo tenía escondites para nadie.

Y ahora a tiempo,
rellenas los huecos, aunque es lento;
Y avanzamos en lágrimas como armarios,
que albergan breviarios,
de momentos que no han de vivirse.

Corramos juntos,
dame la mano, quizá sea al principio triste;
pero ahora corre el aire en tu habitación blanca,
y los colores están en los botes
que yo siempre guardé, en un trastero,
del edificio de la esperanza.

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