sábado, 7 de enero de 2012

Reír, vivir.

Cuántos regalos apilados en el suelo, sobre los zapatos. Le tiemblan hasta las legañas. Tiene 21 años y ni siquiera se acuerda, es niña otra vez. Quizá debería fingir que no está nerviosa, después de todo es madura y todas esas parafernalias que le gustan a los que han perdido la ilusión; pero no, esa mañana tampoco se acuerda de ninguno de esos peces que se olvidan del sentido de nadar.
Ahora, ¿cuál va a abrir primero? Otra indecisión. ¿Y si los abriera todos a la vez? ¿Y si no abriera ninguno para así al día siguiente volver a experimentar esa sorpresa? Pero claro, no sería igual, así que, ¿por qué no ir abriendo uno cada día hasta que se terminen? Y cuando se terminen, ¿qué? Hasta el año que viene, señorita.
Tiene que abrir uno, ¿cuál? ¡Éste! ¡Sin pensar! ¡Es un libro! Cómo la conocen... Podría haber estado en blanco y habría sido un acierto. ¿Qué es ella si no un libro que no cesa de escribirse? Blanco, blanco, como la nieve, pero aquí no nieva, solo a veces.
El segundo, el tercero, el cuarto, el quinto... Todos los papeles están desparramados por el suelo y ella... ella también. Se tira y se ríe. ¡Es una niña de 21 años! Sus mejillas están rojas y su corazón late repartiendo ilusión de vivir. Está claro, no nieva porque ella prefiere el calor, prefiere el verano, y ése si que saben traérselo aunque caigan copos.
Cuántos papeles apilados en el suelo, sobre los zapatos de tacón, y ella viste un pijama y unas zapatillas de peluche. ¿Serán dos? No, que no, las dos son una. Es una niña de 21 años. Y sigue riéndose.

1 comentario:

  1. Me ha gustado mucho.. ¿ Y quién no sigue teniendo esa ilusión ? :)
    Yo también prefiero el verano... es mi estación xd
    Saludos

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