martes, 10 de mayo de 2011

Tú también eres yo.

Últimamente no tengo tiempo para escribir. Pero si lo tuviera sería de ti.
¿Sabes? Últimamente salgo a la calle y no me hacen falta los cascos para escuchar música. Me fijo en las personas, sobretodo, últimamente, en los niños pequeños. Y les sonrío. Y me devuelven la sonrisa. Ellos son cómplices de mi felicidad.
Últimamente no me importa que llueva y tampoco me dan miedo los truenos. Prefiero compararles con los estallidos de risa en los que explota mi cuerpo cuando me haces cosquillas. ¿Y el frío? El frío no existe, es sólo carne de gallina en mi piel cuando decides recorrerla con esos labios tuyos... míos. Últimamente no, no hay frío, todo es cálido.
Cuando me acuesto en la cama y percibo tu olor, últimamente, duermo en paz, serena, volando contigo para unir nuestras alas. La distancia que nos separa es sólo terrenal, en realidad no existe, somos uno. Y últimamente incluso tu olor es el mío, y mi pelo huele a tus suspiros.
El viento no consigue, últimamente, derrumbar casas de cuento, ni castillos en el aire, ni fantasías de altos vuelos. No. Últimamente empuja con suavidad, con mimo, todo eso, para hacerlo real y a la vez para seguir vislumbrando el camino mientras florecen las rosas.

Últimamente...


Desde que tú has llegado a mí, el últimamente se convierte en vida, y pido que sea un siempre, y que la vida siga siendo vida como desde que empezamos a conjugar unidos el verbo vivir.

Tú también eres yo. Tú me haces ser una Rosa.

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