martes, 10 de marzo de 2015

Poesía, Belleza y Vida.

Los pájaros se unen, armoniosos, para formar nubes en el cielo. Y los hombres logran ser pájaros sólo cuando se dan cuenta de que los libros les impulsan tan alto que se hace posible la apertura de sus alas -después de todo, son páginas; las alas son páginas-. 
El poder de la libertad... La libertad de poder escribir-se y leer-se. Es, creo, el misterio del ser humano: escribirnos, leernos, los unos a los otros. Y sólo ciertas almas -preciosa palabra-, creativas, inmensas, se atreven a escribirle -¡poesía!- a la vida. ¡Poesía! ¡Prosa! ¡Letras! ¡Letras! ¡Letras! -Pétalos de...- Una rosa de letras, ¡cómo no iba a inspirarse!
La vida es... bella. 
Una y otra vez... La Belleza. ¿Qué tendrá que siempre me persigue? Y yo aquí, intentando ora definirla, ora comprendiendo que la Belleza sólo se... vive. ¡Viva!
Y verso a verso, componer la poesía de la vida. Yo quiero que mi vida sea en verso, o en prosa, pero poética. Y que cuando muera puedan decir: ahí no sólo se va una poeta, se va un fragmento de poesía.
¡Cuántos creen que la poesía sólo es rima! ¡Cuántos creen que sólo hay cosas bellas! Y se olvidan de que Poesía y Belleza son... Vida. "Sólo" -como si fuera poco- son vida. Poesía, Belleza y Vida. Dependientes entre sí. Libres como sólo ellas pueden ser -¿Será coincidencia que todas ellas sean femeninas?- Y el Arte, la función final, el nexo, siempre presente y, a la vez, siempre ausente.
Sólo los cobardes se atreven a escribir.
Sólo los valientes se atreven a leer. 
Y aquéllos que leen y escriben, sólo ellos, se atreven a vivir más de una vida -¡muchas más!-.





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