El poder de la libertad... La libertad de poder escribir-se y leer-se. Es, creo, el misterio del ser humano: escribirnos, leernos, los unos a los otros. Y sólo ciertas almas -preciosa palabra-, creativas, inmensas, se atreven a escribirle -¡poesía!- a la vida. ¡Poesía! ¡Prosa! ¡Letras! ¡Letras! ¡Letras! -Pétalos de...- Una rosa de letras, ¡cómo no iba a inspirarse!
La vida es... bella.
Una y otra vez... La Belleza. ¿Qué tendrá que siempre me persigue? Y yo aquí, intentando ora definirla, ora comprendiendo que la Belleza sólo se... vive. ¡Viva!
Y verso a verso, componer la poesía de la vida. Yo quiero que mi vida sea en verso, o en prosa, pero poética. Y que cuando muera puedan decir: ahí no sólo se va una poeta, se va un fragmento de poesía.
¡Cuántos creen que la poesía sólo es rima! ¡Cuántos creen que sólo hay cosas bellas! Y se olvidan de que Poesía y Belleza son... Vida. "Sólo" -como si fuera poco- son vida. Poesía, Belleza y Vida. Dependientes entre sí. Libres como sólo ellas pueden ser -¿Será coincidencia que todas ellas sean femeninas?- Y el Arte, la función final, el nexo, siempre presente y, a la vez, siempre ausente.
Sólo los cobardes se atreven a escribir.
Sólo los valientes se atreven a leer.
Y aquéllos que leen y escriben, sólo ellos, se atreven a vivir más de una vida -¡muchas más!-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario