viernes, 23 de agosto de 2013

¿Un artista nace o se hace... copiando?

El documental "Exit through the gift shop" plantea -o al menos a mí- varios interrogantes. Comencé a verlo porque pensé que era un estudio del graffitero Banksy, pero a medida que pasaban los minutos me di cuenta de que el "personaje" principal del documental era Thierry Guetta, más conocido como Míster Brainwash.
La cinta muestra cómo este tipo comenzó grabando a artistas callejeros, aumentando su interés por esa corriente artística -sí, lo es, es ARTE-. Y finalmente es él mismo, incitado en cierta manera por Banksy, quien crea, de la nada, una representación de sus mejores obras -entendamos hasta aquí que hasta ese momento no tenía ninguna, por lo que ya empiezan a aparecer las preguntas- y se otorga el sobrenombre de "el Señor Lavacerebros".
La exposición es un éxito, a todo el mundo le encanta ver murales de Elvis con una ametralladora de Fisher Price entre las manos, botes enormes de spray decorados como una sopa Campbell, y un sin fín de objetos supuestamente revolucionarios. Y digo supuestamente...
¿Hasta qué punto este señor es creador de algo? Banksy revolucionó las calles y el arte creando un concepto nuevo de estética, crítica social y revolución. Incluso consiguió colarse en ciertos museos, y colocó obras suyas que fueron observadas como si de una obra más del museo se tratase (hasta que, claro, la seguridad advertía lo que había ocurrido)
Entonces, ¿quién es Thierry Guetta? ¿De la noche a la mañana se convirtió en artista? ¿Un artista nace o se hace... copiando? ¿Importa que haya sacado la esencia de Banksy y la haya explotado hasta convertirse en alguien capaz de darle a Madonna la portada de su último disco -sí, lo hizo-?
Mi opinión es clara. El arte también puede utilizarse como elemento de control y, por tanto, como algo tremendamente rentable. Lo importante de Thierry no es lo que vende, sino el hecho de por qué lo vende. Para mí, colocar una pistola de juguete en los brazos del rey del rock and roll no simboliza nada. Sólo una copia gastada de un concepto que no le pertenece y, por supuesto, que sabía de antemano cuántos billetes iba a producir.
Si explotamos la esencia del arte, si lo consideramos a él mismo como algo que se vende, el arte deja de tener sentido, pierde su libertad, y se encadena en ciertas respuestas sociales -exactamente iguales- que van perdiendo -y olvidando- su valor.
Thierry Guetta es un farsante más que ha conseguido, gracias al talento de otros como Banksy o Shepard Fairey, cubrir su cabeza de oro.
Por supuesto, hay que tener en cuenta que el documental está dirigido por Banksy, pero indudablemente da pie a millones de cuestiones...


http://www.youtube.com/watch?v=X44TtMayotM






jueves, 22 de agosto de 2013

La vida es una canción.

Y es la música la que corre por las venas cuando una canción desborda el alma. No es sangre, son sólo notas, sólo recuerdos, memorias, deseos.
Cuando el pasado no pesa, sólo vuela, cálido como una pluma que hace tiempo se separó de su ala, como un pájaro que, para poder volar, está lejos de aquél que fue su nido. Cuando la vista hacia atrás supone una melodía conocida, y los errores son sólo notas más tensas, que después se recuperan, necesarias para formar lo que es la canción de una vida... Una sinfonía. Un piano. Unos dedos. Música.
Y todo se vuelve difuso, no hay muebles, no hay cuerpo, sólo una sensación eterna, por tan efímera, de paz. Un estado del alma en el que el corazón -se siente- está sonriendo. Cómo a veces podemos llegar a olvidar que el corazón también ríe -sólo se le nombra, poetas, cuando llora-.
Sólo existe el sonido de fondo, y yo, en medio de todo, dejándome ser, volviéndome música, notas, silencios, también. Yo, que soy una melodía desordenada, una canción sin acabar, un principio de banda sonora con extractos de mil películas, con frases de millones de libros... Yo, cierro los ojos. Y sólo vuelo, con el roce lento y calmado de una lágrima que se desliza por el pentagrama. Una lágrima cálida, serena, que me recuerda lo precioso de poder ser la compositora de mi canción, una canción que no termina, aunque a veces no la escuche -o tenga la manía de hacerme la sorda-. Esa melodía que está de fondo cuando camino, pero sobre todo cuando río... sobre todo cuando amo.
Qué manía la de los poetas de sólo escribir. Si la mayor poesía es la vida, los momentos como éste en los que el reloj no pesa y el tiempo es arte.
Me dejo ir de nuevo en mis letras confundidas, que bailan, que quieren ser sólo melodías vivas, deslizándose, y después perdiéndose, para conformar la única canción que jamás se olvida: el presente. Y sólo así, hoy, saber que no hay nada más grande que este momento, ahora, porque estoy aquí, porque yo también soy música, y estoy sonando.

http://www.youtube.com/watch?v=7maJOI3QMu0