Las letras también son cuerdas,
tristes lastimeras que arrancan suspiros sin paz a
cualquiera.
Las poesías también son cadenas,
ahogos sin fuerza en mares de pena sin gloria en
escena.
Las palabras a veces concuerdan,
con el estado del alma de quien no comparte un sueño y
espera.
Cuchillos de hiel a esta masa sin forma que
sólo trastorna otra noche que asoma,
y enfría el silencio.
Y espera. ¿Qué espera?
El tablero no juega, las piezas no suenan, ¡despierta!
Sólo una noche desierta...
Y las mil... esperan.
Es un cuento sin cuentas. El tiempo no avanza, ni
importa la balanza de un alma que ama y
espera.
Corazones que copian los latidos de otros
y piensan que sienten, y sienten nada,
sólo espejos de un rostro que
no tiene cara.
Y yo escribo quimeras y fabrico alas de cera en
un folio que cree, a veces, ser estrella,
y me espera...
El lenguaje es mi hado, y quizá el verso es esclavo
de este tiempo, esta lengua, esta cuerda loca,
esta loca sin cuerdas,
que espera...
Hoy sólo espera...
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